Curso Método A3 de Análisis y Solución de Problemas

En el contexto de las organizaciones, un “problema” puede definirse como la desviación respecto de un resultado esperado. Cuando las organizaciones se encuentran con problemas generalmente intentan solucionarlos. Si las soluciones no tienen éxito puede ocurrir que, lentamente, con el tiempo, la organización racionalice el problema y acabe considerándolo como «normal» y, más tarde, incluso declararlo extraoficialmente «normal». Una vez que esto sucede, el problema rara vez se ataca nuevamente para identificar y resolver las causas últimas que lo provocan.

Este fenómeno no se debe tanto a la capacidades o visiones individuales de los profesionales, sino al resultado de un tipo de pensamiento grupal que puede, incluso, ser favorecido por la cultura de la propia empresa. Los responsables y directivos no llegan a analizar el problema con la suficiente intensidad hasta que ocurre un desastre, ya sea de forma instantánea o por la falta de reacción ante problemas menores que han acabado ocasionando un problema mayor.

La identificación eficaz de las causas últimas de un problema y el establecimiento de acciones que lo minimicen o eliminen definitivamente, requiere un mínimo tiempo de dedicación para que los profesionales afectados, con la visión y el conocimiento suficientes, analicen la situación con la calma necesaria. Sin embargo, la urgencia de producir, de no parar, las incidencias tanto productivas como de personal, los plazos de entrega o las presiones de venta, demandan una gran cantidad de energía de los mandos y responsables y el corto plazo domina el ámbito de las decisiones y de las agendas. En este entorno, gestionar y dirigir son sinónimos de inmediatez.

Ciertamente algunas causas de esta situación son inherentes a la persona, pero otras son consecuencia de la ausencia de un método sistemático de comunicación y análisis de problemas en la organización.