¿Cuál es el sistema que utiliza su organización para designar un mando intermedio? ¿Qué proceso se sigue para asegurar que esa persona tiene o adquiere los conocimientos y capacidades necesarios?
Un buen técnico, o un buen operario, no tiene por qué resultar ser un buen jefe. Con independencia de algunas características personales que pueden ayudar, existen algunos aspectos que las organizaciones debemos cuidar para asegurar que esos nuevos responsables acaben ejerciendo como verdaderos líderes.
¿Qué conocimiento necesitan tener?
Principalmente de dos tipos, consecuencia de dos de sus principales misiones.
Con independencia de las capacidades propias del liderazgo al nivel que corresponda, hay que asegurar que conocen, comprenden y, especialmente importante, son capaces de aplicar y hacer aplicar los principios y valores de la compañía.
Puede parecer un cometido sencillo pero no lo es, ya que la mejor forma de hacerlo es precisamente mediante un comportamiento personal coherente con dichos valores, predicando con el ejemplo de forma cotidiana, y esto es lo realmente difícil.
El segundo tipo de conocimiento es el necesario para su otra misión principal: que el equipo trabaje de manera eficaz, en tiempo, y eficiente, con los recursos justos. Esto requiere de una cierta capacidad de abstracción, de ver más allá de lo que hoy o ahora está sucediendo en la fábrica o en el servicio, y el dominio de técnicas que le permitan identificar en todo momento dónde se encuentran los cuellos de botella y las oportunidades para mejorar el proceso de forma continuada. Los resultados de hoy son conseguidos por los operarios y profesionales, y son consecuencia de acciones que mayoritariamente se han acometido antes de hoy.
La misión del mando intermedio es la de conseguir un método de planificación y un proceso de trabajo eficientes y robustos, y la de entrenar al equipo, de forma continuada, para conseguir que trabajen de una forma eficiente en las diferentes condiciones del mercado y de la fábrica (o servicio) que puedan darse.
¿A qué deben dedicar su tiempo?
Las actividades de un mando intermedio no son iguales a las de un operario cualificado.
Estar disponible permanentemente para resolver dudas, analizar todas las incidencias, organizar el trabajo del día o asegurar que todo el mundo se mantiene ocupado en todo momento son actividades que suelen llenar la agenda de un mando intermedio.
En muchas ocasiones nos encontramos con mandos intermedios cuyo criterio de elección fue, únicamente, el ser personas leales (que no es poco) y trabajadores especialmente cualificados, a los que la organización no les ha prestado mayor atención en su recorrido profesional para convertirlos en verdaderos líderes. Nombrado el jefe, resuelto el problema.
Estas dos misiones, actuar como líderes referentes del equipo al que entrenan y velar porque el proceso de trabajo tenga un nivel óptimo de eficiencia en todo momento con los recursos existentes, en muchas ocasiones no ocupan prácticamente nada del tiempo de trabajo diario de un mando intermedio, normalmente dedicado a apagar fuegos, a producir a toda costa y a hacer que la gente se mantenga ocupada.
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